Extracto vía Data Economy
En los últimos años se ha hablado mucho del "Edge" como concepto y modelo de trabajo. A medida que la conversación se intensifica, el concepto parece, bueno... desconcertar. Inevitablemente, el "Edge" se lleva ofreciendo desde hace muchos años. Sólo tenemos que mirar al pasado para ver cómo han evolucionado las cosas y cómo podemos, en última instancia, predecir y dar un giro tecnológico para prepararnos mejor para esos futuros avances tecnológicos... en tiempo real.
Por ejemplo, podemos ver cómo la industria y la tecnología han estado motivadas en gran parte por llevar bienes y servicios al consumidor, avanzando hacia el usuario final, avanzando, podríamos decir, hacia el Edge.
Lo que nos lleva a la actualidad, dominada por la Internet de Todo, que requiere una Internet de Todas Partes, que fundamentalmente está llevando la red y la potencia de procesamiento de datos hasta la puerta de entrada del usuario final, el omnipresente Edge.
Esto es lo que parece desconcertar a muchos. El Edge es esa delgada capa de demarcación entre el servicio y el consumo. Cambia de tamaño y ubicación en relación con los servicios que se prestan y los dispositivos que desean consumir, un cambio basado en los requisitos exclusivos del cliente.
Aquí es donde debe producirse un despliegue Edge significativo. El Edge no es un lugar al que deban acudir los consumidores. Un despliegue Edge significativo significa acercar físicamente el Edge al consumidor. Aunque los problemas de latencia son uno de los principales impulsores del despliegue de la red Edge, no es sólo para ofrecer una representación gráfica más fluida a los jugadores o para disfrutar de Juego de Tronos sin interrupciones. No, el impacto puede verse, literalmente, en todas partes.
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